Una vez, paseando por el bosque con Araí (diosa nube también convertida en mujer) encontro de pronto un feroz animal dispuesto a atacarlas.
-¡Cuidadooo! - le gritó asustada a su amiga.
Y un yaguareté, con sus fauce abiertas y pupilas fulgentes, las enfrentó amenazante.
Y ya iba a lanzarse contra las diosas cuando una silbante flecha se clavó en un costado del feroz animal.
El yaguareté bramó de rabia y dolor pero, a pesar de la herida, se arrojo contra la persona que lo habia flechado: un indio ya viejo que, escondido detrás de un árbol, lo esperaba con un arco en la mano y una flecha en la otra.
Saltó la fiera y el hombre la esquivó con la intención de volver a cargar su arco. El animal no se lo permitió y volvió a saltar sobre el indio que, más hábil, se agacho, y mientras la fiera pasaba sobre su cabeza, le clavó un dardo en la mitad del corazón.

Por esa razón, cuando el buen indio busco a las dos mujeres que había salvado no pudo encontrarlas por ninguna parte.
-¡Qué extraño! - pensó.-¿Hacia donde habrán ido?
Y con esa duda permaneció hasta que llego la noche y se encaramo en un árbol para dormir.
Fue entonces, entre sueños, cuando se le aparecieron las dos diosas y le explicaron quienes eran.
-Gracia a tu buena acción - contó Yasí - hice nacer en el mundo una nueva planta que ayudará a los hombres.
Le dijo que se llamaba Ca-á y le indicó cómo hacer uso de ella tostándola, ya que era venenosa.
El indio desperto de pronto, y en el sitio señalado por la diosa encontro una planta recien nacida. Desde entonces, Ca-á, planta obtenida por la buena acción de una persona, anima al caído y reconforta al cansado. Es simbolo de amistosa hermandad entre los hombres y, sobre todo, sirve para establecer vínculos de más estrecha unión entre los que se quieren bien.
Adaptación: Silvia Schujer
En: "Cuentos y Leyendas" Ed.Cultural Librera Americana S.A. Buenos Aires(1994)
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