martes, 13 de enero de 2009

La Layenda de la Yerba Mate

Yasí, la Luna era una diosa guaraní que amaba bajar a la Tierra y confundirse entre las personas. Pera ello, tomaba formas humanas convirtiéndose en una joven rubia.
Una vez, paseando por el bosque con Araí (diosa nube también convertida en mujer) encontro de pronto un feroz animal dispuesto a atacarlas.
-¡Cuidadooo! - le gritó asustada a su amiga.
Y un yaguareté, con sus fauce abiertas y pupilas fulgentes, las enfrentó amenazante.
Y ya iba a lanzarse contra las diosas cuando una silbante flecha se clavó en un costado del feroz animal.
El yaguareté bramó de rabia y dolor pero, a pesar de la herida, se arrojo contra la persona que lo habia flechado: un indio ya viejo que, escondido detrás de un árbol, lo esperaba con un arco en la mano y una flecha en la otra.
Saltó la fiera y el hombre la esquivó con la intención de volver a cargar su arco. El animal no se lo permitió y volvió a saltar sobre el indio que, más hábil, se agacho, y mientras la fiera pasaba sobre su cabeza, le clavó un dardo en la mitad del corazón.
El yaguareté entonces cayo fulminado. En el transcurso de tan cruenta pelea, Yasí y Araí tuvieron tiempo de ponerse a salvo. Volvieron a convertirse en luna la primera y en nube la otra, recuperando así sus poderes.
Por esa razón, cuando el buen indio busco a las dos mujeres que había salvado no pudo encontrarlas por ninguna parte.
-¡Qué extraño! - pensó.-¿Hacia donde habrán ido?
Y con esa duda permaneció hasta que llego la noche y se encaramo en un árbol para dormir.
Fue entonces, entre sueños, cuando se le aparecieron las dos diosas y le explicaron quienes eran.
-Gracia a tu buena acción - contó Yasí - hice nacer en el mundo una nueva planta que ayudará a los hombres.
Le dijo que se llamaba Ca-á y le indicó cómo hacer uso de ella tostándola, ya que era venenosa.
El indio desperto de pronto, y en el sitio señalado por la diosa encontro una planta recien nacida. Desde entonces, Ca-á, planta obtenida por la buena acción de una persona, anima al caído y reconforta al cansado. Es simbolo de amistosa hermandad entre los hombres y, sobre todo, sirve para establecer vínculos de más estrecha unión entre los que se quieren bien.

Adaptación: Silvia Schujer
En: "Cuentos y Leyendas" Ed.Cultural Librera Americana S.A. Buenos Aires(1994)

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